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Debido a nuestra rutina diaria, nuestro tipo de piel, la dieta que llevamos, si tomamos alcohol de forma ocasional, si sufrimos de estrés y muchas prisas en nuestro día a día, nuestra piel puede verse resentida y sufrir las consecuencias de nuestros hábitos.

Por eso es tan importante como tratamos nuestra piel por fuera, con nuestra rutina de cuidado facial, como por dentro, con nuestros hábitos saludables. ¿Bebés suficiente agua durante el día? ¿Duermes las horas necesarias para que tu piel se levante fresca y saludable a la mañana siguiente? Esta y otras preguntas son las que deberás hacerte después de leer este artículo y empezar una rutina de cuidados internos y externos para ayudar a tu piel a verse más joven y luminosa.

1. El medio ambiente afecta a tu piel

La contaminación del aire somete la piel a estrés, la reseca y causa puntos de irritación subliminal, lo que, combinado con otras influencias negativas internas o externas, puede provocar inflamación con enrojecimiento, picor, quemazón, ampollas o erupciones. Sin embargo, si se desarrollan y empeoran un número suficiente de estos puntos de irritación subliminal, pueden causar alguno de los problemas mencionados antes, aunque no estén presentes otros factores.

El contacto permanente con contaminantes ambientales como óxidos de nitrógeno, ozono, polvo fino y partículas de suciedad, aumenta la sensibilidad de la piel y acelera el proceso de envejecimiento, ya que potencia la formación de radicales libres en la piel.

El humo del tabaco también acelera el desarrollo de arrugas, aunque la persona se vea expuesta únicamente como fumadora pasiva.

Cuando las personas con neurodermatitis entran en contacto con polen de gramíneas, pelo de animales o polvo doméstico, su piel con frecuencia desarrolla un eccema en las zonas de contacto.

Nuestro consejo para una piel bella y saludable: Protege tu piel del sol, la polución y de los agentes externos como los radicales libres.

2. Una mala alimentación

Tu nutrición es importante para mantener una piel sana, joven y luminosa.

Las enfermedades cutáneas desencadenadas por la desnutrición son raras en nuestra próspera sociedad. Se producen de forma predominante en ancianos y personas con necesidades asistenciales. En la mayoría de los casos, la piel se seca y las heridas por úlceras tardan más en cicatrizar.

Una dieta equilibrada con suficientes vitaminas y minerales ayuda a tener una piel saludable y es especialmente necesario ingerir los alimentos correctos cuando la piel se enfrenta a factores ambientales perjudiciales como el sol y unas condiciones climáticas adversas. Por otro lado, un exceso de complejo vitamínico B puede empeorar el acné, demasiada vitamina A puede provocar descamación de la piel y, si se consumen cantidades altas de caroteno de forma habitual, la piel puede empezar a volverse amarilla. Algunos alimentos pueden desencadenar la aparición de un eccema, especialmente en personas con neurodermatitis, pero no existen recomendaciones generales sobre alimentación para quienes padecen enfermedades cutáneas.

Nuestro consejo para una piel bella y saludable: Una alimentación equilibrada y saludable con abundantes frutas y verduras frescas, que aportan al organismo todo lo que necesita a la vez que hacen que tu piel se vea mucho más bonita y radiante.

3. El frío y el calor afectan negativamente

Un clima templado y húmedo es ideal para la piel. El sol, el viento, el calor y el frío estresan la piel, la resecan y aceleran el proceso de envejecimiento.

Además del clima exterior, el clima interior también desempeña un papel importante. Los sistemas de aire acondicionado y calefacción tienen un efecto muy negativo en la piel sensible y un efecto aún peor en la piel seca, especialmente si la ventilación de las habitaciones es insuficiente. Como consecuencia, la piel requiere mucho cuidado y protección.

Consejo: Asegúrate, en la medida que puedas, que las condiciones ambientales en las que te encuentres sean lo más favorables posible. Si tienes piel seca, ten en cuenta que ésta sufre especialmente en climas en los que hay aire sobrecalentado y seco en las habitaciones.

Te recomendamos que mantengas una rutina de ventilación diaria y aumentes los niveles de humedad y plantas de interior para que puedan humidificar el ambiente.

4. El inevitable paso de los años

A medida que envejecemos, la piel estará, en general, más seca y será más fina. Sin embargo, el estrato córneo de la superficie será más grueso, por lo que disminuirá la elasticidad y la superficie se irá haciendo más gruesa y áspera.

Aplicando algunas medidas antienvejecimiento en una fase temprana, es posible retrasar el proceso de envejecimiento. Aunque tengas ya algunas arrugas, el cuidado puede mejorar el aspecto general de tu piel y desacelerar este proceso.

Consejo: Duerme lo suficiente, el sueño es el tratamiento de belleza más sencillo que existe. En especial durante periodos de estrés, su piel necesita sueño suficiente para recuperarse.

Aunque no podemos evitar la mayoría de estos procesos, sí que podemos intentar revertir el efecto del paso del tiempo, humidificar las zonas en las que nos encontramos, así como optimizar nuestras estancias en casa para favorecer el estado de nuestra piel, y mejorar nuestra alimentación para llevar una dieta saludable y equilibrada.

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Debido a nuestra rutina diaria, nuestro tipo de piel, la dieta que llevamos, si tomamos alcohol de forma ocasional, si sufrimos de estrés y muchas prisas en nuestro día a día, nuestra piel puede verse resentida y sufrir las consecuencias de nuestros hábitos.

 

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